Cada vez que pensamos en imaginería de la Región de Murcia nos viene a la cabeza Salzillo, Lozano Roca, Hernández Navarro… Escultores que dejaron plasmado en el arte de la Región de Murcia todo un legado. Sin embargo el arte cofrade sigue vivo entre los más jóvenes, como es el caso de Alberto Marín, un joven escultor totanero que con tan solo 27 años, sus obras ya desfilan en las procesiones de la Región.
Lo que más me sorprende a la gente es tu juventud. ¿Desde cuándo nace tu devoción por en arte?
El arte cofrade se puede comparar incluso con el deporte. Los chicos que se dedican al fútbol, de pequeños dan patadas a un balón y llegan a ser grandes estrellas. En este caso, ha sido algo que nació en mí.
Desde pequeño, cuando veía algún cartel de Semana Santa en algún escaparate o una postal en algún bar, insistía en que me lo trajeran. Era algo que me llamaba mucho la atención. Aquello derivó en empezar a dibujar todo lo que veía, cuando veía alguna iglesia de viaje, cuando aparecía en la televisión…
En 2005, conseguí mi primera revista de Semana Santa, que editan en Totana. Con esa revista, ya no era necesario buscar, estaba todo recopilado, con imágenes de mucha calidad. Esa revista iba conmigo a todos sitios, la miraba una y otra vez y dibujaba las fotografías. Conseguí más revistas y, a partir de ahí, comencé con el dibujo, siempre con temática religiosa.
De hecho, a lo que quería dedicarme era a la pintura. Sin embargo, en mi vida se cruzó la exposición “Así ven los Niños la Semana Santa”, que realiza el Cabildo de Totana. En esa exposición, hice en plastilina el trono de la Coronación de Espinas de Totana. Al ser de plastilina, era poco duradero, así que, después de Semana Santa, lo quise mejorar. Me gustó el resultado y comencé a realizar más pasos, hasta completar los 34 pasos de la Semana Santa de Totana.
¿Qué te llevo a profesionalizar esa temprana pasión por el arte?
Desde pequeño, tenia claro que quería dedicarme a esto. En el colegio, cuando preguntaban qué quería ser de mayor, mientras otros decían «futbolista» o «astronauta», yo tenía muy claro, en su momento, que quería ser pintor. Sabía que este oficio era posible porque conocía a grandes artistas como Velázquez, Goya o Murillo, quienes vivieron de su arte.
La parte autodidacta la transformé en profesional fue al entrar en el taller de Pepe Hernández Navarro. Gracias a entrar allí aprendí las proporciones, los materiales, las técnicas… Todo me lo enseñó él.
¿Cómo es el proceso desde que surge la idea de una obra hasta que queda terminada?
Es un proceso bastante laborioso y largo. To comienza con una idea, bien sea personal o siguiendo las indicaciones de quien lo encarga. Esa idea se materializa en un boceto a lápiz en el que se van realizando modificaciones . En proyectos más ambiciosos y de gran envergadura se puede realizar una maqueta a pequeña escala, como el caso del «Resucitado de Alhama». Una vez aprobada, se amplía a una maqueta a mitad de escala, que es la figura definitiva en pequeño, con todo el estudio anatómico, formas del paño… todo lo que quería que saliera en la imagen final. Se termina y se pasa a sacado de puntos, como último paso antes de tallar la madera.
En la madera se realiza un volumen y se talla. En esta parte hay que combinar la fuerza bruta y la destreza con las herramientas, usando el modelo a escala como base.
Cuando se da por concluida la talla, da una imprimación y una capa de estuco, que actúa como intermediario entre la madera y la policromía. Este yeso se va rascando y lijando para volver sacar los volúmenes y detalles, hasta dejar un acabado fino y liso. Sobre el estuco se da una imprimación, sobre la cual se aplica un acrílico, y finalmente se pinta con óleo, que es la pintura definitiva.
Si la imagen tiene ojos de cristal, la cara se separa del resto de la cabeza. Por detrás se hacen unos orificios, se añaden los ojos de cristal y se vuelve a colocar en la cabeza de la imagen.
Cuando está todo terminado, queda aún añadir las pestañas hechas con pelo natural y detalles como la corona. Y ya daríamos por finalizada una imagen.
Y de toda la imagen ¿Cuál es la parte que más dificultad lleva realizar?
Hay dos partes que considero realmente complejas. La primera es la concepción: hacer una idea nueva, llevarla a tu propio estilo y que quede proporcionada y armoniosa. También que la imagen trasmita emoción.
Por la parte más técnica, la anatomía también es muy laboriosa, ya que dependiendo de la posición, toda la musculatura cambia. Para eso, es necesario un modelo natural con las características que deseas, para basarte en él a la hora de modelar, y que todo lo que tenga la imagen sea totalmente verídico.
¿Crees que en la Semana Santa queda espacio para nuevas ideas y nuevos pasos?
Es una espada de doble filo. Siempre hay proyectos de renovaciones, hermandades nuevas o iglesias que quieren cambiar alguna imagen. Lo bueno es que tenemos el legado de anteriores escultores para aprender. Sin embargo, inevitablemente, siempre hay pontos comunes que se parecen a obras que ya existen. Lo complicado es buscar que tenga tu estilo propio.
Antes de ser escultor, comenzaste como pintor. ¿Cómo de presente está la pintura en tu vida hoy en día?
La escultura lo ha acaparado todo, pero en ella siempre está el dibujo. Siempre comienza ahí. Tanto para resolver ciertas cosas como para plantear una obra, el dibujo es la base de todo esto.
Dibujo siempre que puedo Por ejemplo, hace poco realicé la portada para la revista de la Hermandad de la Dolorosa de San Lorenzo, en Murcia. También, hace unos años, realicé el cartel de la Semana Santa de Alhama de Murcia, el del Centenario de San Juan Envangelista.
Este año desfilan por primera vez imágenes tuyas en procesiones, La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén de Bullas y el Jesús Resucitado de Alhama de Murcia ¿Qué supone para ti este importante paso en tu carrera?
Es el sueño que siempre he querido cumplir. Por fin ha llegado. Es una serie de sentimientos y emociones que no sé cómo describir, porque siempre he visto imágenes de otros artistas procesionando y hay momentos muy emocionantes en las procesiones de Semana Santa.
Entonces me pregunto: ¿cómo será este momento? Si ya produce tanta emoción, ¿cómo será que la imagen que lo está produciendo sea la que yo hice? Siempre lo he soñado, siempre he pensado cómo será ese momento, y pronto lo viviré. Será un día en el que iré solamente a disfrutar, a pesar de los nervios, del momento.
Para terminar nos gustaría saber 3 curiosidades:
– ¿Cuál fue la imagen o escultor que más te marcó?
El escultor creo que es evidente: Hernández Navarro. Hasta el punto, a modo de anécdota, que sus imágenes me engancharon desde el primer momento, incluso antes de aprender a leer. Recuerdo que la imagen del paso de la Caída me marcó especialmente, sobre todo por el tema de la cruz.
Santa Eulalia (patrona de Totana) lo que me pasa es que no puede ser un antes y después, porque he nacido viéndola; no recuerdo el primer momento de haberla visto.
Otra imagen que me marca mucho es la Dolorosa de Jesus, de Francisco Salzillo. Para mí, es la mejor Dolorosa que se ha hecho. Ni el mismo Salzillo supo replicar una imagen parecida.
– ¿En qué proyectos andas inmerso ahora?
Pues ahora mismo estoy realizando un Niño Jesús para un particular. También estoy trabajando en un angelito relicario para el patrón de Monteagudo. Hay varios proyectos de restauración que estoy combinando con el trabajo de talla. También estoy trabajando en un nacimiento como proyecto para Navidad.
Aunque sean proyectos de menor envergadura, requieren igualmente una cantidad de esfuerzo y horas tremenda. Aunque haya menos fuerza bruta, el trabajo meticuloso es muy importante. Lo considero como hacer una figura de tamaño natural en miniatura. Para que no pierda calidad, cada pieza debe reflejar el máximo esfuerzo.
– Ademas de Hernández Navarro ¿Qué escultor recomendarías a nuestros lectores?
Sobre el arte cofrade, me gustan muchísimo, además de los grandes murcianos como Nicolás de Busi, Antonio Dupar, Francisco Salzillo, Roque López, José López la escuela de Caravaca…
Fuera de la Región de Murciame encantan: Pedro de Mena, Juan Martínez Montañés, Juan de Juni, y Gregorio Fernández.
Pedro Roldán, José de Mora y Alonso Cano también son maravillosos. Los grandes maestros de las escuelas granadina, castellana y sevillana tienen muchísimo que ofrecer. Recomiendo que la gente los conozca porque se aprende muchísimo de ellos. Son artistas con una calidad inmensa y estilos diferentes que enriquecen la imaginería cofrade.