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29/03/2023

El Museo de Bellas Artes acoge 65 obras de ‘Retrospectiva / Introspectiva’ de Chelete Monereo

La exposición, que se puede visitar desde mañana y hasta el 9 de julio, muestra las huellas de las manos de conocidos creadores murcianos, como Margarita Lozano, Pedro Cano o Miguel Ángel Hernández


Carta a Ana, 1984

Carta a Ana, 1984

El Museo de Bellas Artes acoge a partir de mañana la muestra ‘Retrospectiva / Introspectiva’, de la pintora Chelete Monereo, una muestra de 65 obras que incluyen desde un grabado de 1975, la más antigua, hasta las huellas de las manos de conocidos creadores murcianos, como los actores Margarita Lozano y Ginés García Millán, los pintores Pedro Cano y José Luis Cacho o los escritores Miguel Ángel Hernández o Marisa López Soria, que la artista presentó en el Museo Gaya en 2016.

Junto a estas ‘Manos creadoras’ se han seleccionado obras de otras exposiciones de la artista, como ‘Chelete Monereo 1980-1987’ (1988) y ‘Poema numérico’ (2012), que se pudieron visitar en el Centro de Arte Palacio Almudí, en 1988; o ‘Entretelas’, que se presentó en el Mubam (2008) y en el Ateneo de Madrid (2013). Algunas otras obras se exhiben ahora por primera vez en esta muestra, que se inaugura mañana a las 18:30 horas y permanecerá hasta el día 9 de julio.

El resto de la obra no presentada se incluye también en un catálogo que recoge además los textos que escritores, periodistas o críticos le han dedicado a lo largo de su trayectoria: Antonio Bonet Correa, Pedro Cobos, Francisco Jarauta, Pedro Alberto Cruz, Martín Páez, Antonio Arco o José Belmonte; junto a los de Juan García Sandoval, director del Mubam, y Vicente Martínez Gadea, comisario de la muestra. También figuran sus trabajos en otras disciplinas, como escenografías de teatro o carteles.

Desde la perspectiva de la individualidad es como hay que enfrentarse a la obra de Chelete Monereo expuesta en el MUBAM. Concebida como una retrospectiva (las obras corresponden al período 1980-2016), en ellas se aprecia un proceso evolutivo, que parte de ese deseo de ser particular, y que se desarrolla sin altibajos bruscos y un criterio selectivo que le conduce a centrar la atención en objetivos o situaciones despersonalizadas, hasta convertirlos en protagonistas por encima de sus propios autores.

Quienes la conocen, aseguran que todo lo que lleva a cabo Monereo llama la atención por su búsqueda constante, casi desesperada, de la originalidad, sin caer jamás en la rareza ni en lo extravagante.

En esta muestra que el Museo de Bellas Artes de Murcia dedica a la artista, en el cuadro de Monereo destaca la pulcritud y aseo que le vienen desde la sabiduría en el procedimiento hasta la profunda elección de los temas, las luces y, sobre todo, de esa voluntad de aquellos cuya obra no puede ser contemplada sin sentir el fuerte deseo de tocarla.

Simplicidad de la composición

Es una pintura hecha de tiempo y espacio porque habla también de un espacio interior. Es como una búsqueda de equilibrio interno, como si este no hallase sosiego mientras no ponga orden en su espacio, en su tiempo, en las cosas de fuera. Los objetos que habitan sus cuadros están tratados sin arrebatos, con ecuanimidad, sin mostrar entusiasmo por unos y desinterés por otros. Están representados como son; en su quietud, en su sencillez o en su íntima belleza. Pintando con cuidada técnica las superficies lisas y delgadas, con colores nítidos. Esplendoroso cromatismo, armoniosos tonos y matices en espacios definidos que contienen una clara y cálida atmósfera.

El arte de Chelete Monereo, eclecticista al margen de avatares y modas, ofrece el reflejo de una soledad henchida, animada, exultante, elegida en un ambiente propicio para la contemplación y la creación.

En las escenas de sus cuadros, de uno o dos personajes, se encuentran conjuntados el tiempo y el espacio. A la simplicidad de la composición se une el complejo mundo del encuadre y de una perspectiva inventada o recreada por la artista. De señalar es su tratamiento de la materia pictórica, que a base de manchas y texturas, son como un contrapunto que modifica la claridad compositiva o geométrica del conjunto. El aura onírica que envuelve a las figuras pintadas por Chelete Monereo hace que su presencia en el cuadro tenga un signo distinto de toda tentación de carácter meramente realista. La expresión emocionada de un mundo como entresoñado invade el ánimo del espectador o del crítico que se enfrenta con su obra. Indudablemente lo que le interesa a esta artista es hacer una aguda reflexión acerca de la vigencia de la figuración, entre surreal y metafísica, próxima a un realismo mágico transcendido y la incorporación a su lenguaje pictórico del legado incuestionable del expresionismo abstracto. De ahí que su obra, partiendo del realismo tradicional, tenga una manifiesta modernidad

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