Cartagena homenajea a Enrique Piñana Segado poniendo su nombre a un espacio público
De nuevo un miembro de la familia Piñana ha sido reconocido en Cartagena por sus incuestionables méritos en pro de la Cultura y la Educación. Su ciudad le ha rendido homenaje este jueves 16 de marzo poniéndole su nombre a un espacio público, la Plaza de Enrique Piñana Segado, y descubriendo un busto del maestro y poeta cartagenero, obra de María José Contador realizada en gres refractario, que presidirá dicho jardín.
La esquina noroeste de la confluencia de las calles Juan Fernández y Jorge Juan, muy cerca de la calle de Antonio Oliver, también poeta y coetáneo, ha sido el lugar elegido para perpetuar su recuerdo.
Allí ha tenido lugar el acto de homenaje al que han asistido la alcaldesa, Noelia Arroyo, teniente de alcalde, Manuel Padín, y los concejales Cristina Mora, Aurelia García, Enrique Pérez Abellán, María José Soler y Álvaro Valdesueiro, entre otros, así como familiares y amigos de Enrique Piñana, entre ellos sus hijos Manoli y Pepe y su nieta Belén, su sobrino Antonio Piñana Calderón, recientemente homenajeado también, el cronista oficial de la ciudad, Francisco José Franco, y un buen número de vecinos de la zona, Ciudad Jardín, que promovieron este reconocimiento a su vida y obra poética y quedó plasmado en un acuerdo aprobado por unanimidad del pleno del la corporación municipal.
Para la alcaldesa, este acto “supone una reparación moral y afectiva a un paisano que hizo en vida muchos méritos por la cultura y la educación, en Cartagena y en otros lugares donde vivió” , y se produce tan solo una semana después de que un familiar directo suyo recibiera el título de Hijo Predilecto de Cartagena.
En su discurso, Noelia Arroyo ha hecho un recorrido por la vida de Enrique Piñana, que falleció en 1979 a los 70 años de edad, repasando su labor como maestro rural por pueblos de dentro y fuera de la Región, sus dos matrimonios, su paso por prisión tras ser acusado de rojo y revolucionario, y su vuelta al magisterio, hasta su jubilación tras dar clase en el colegio San Isidoro y Santa Florentina.
En paralelo desarrolló su actividad literaria, que se vio influenciada por la lectura de autores clásicos de todas las épocas, y estuvo vinculado a la Generación del 36′, generación que recibió el impacto de la guerra.
Su poesía tenía una pluralidad de temas: desde poemas escritas en habla dialectal a su paso por la escuela rural en Murcia, a la mujer descrita bajo cánones románticos, el desengaño, la cárcel, Cartagena y Guadalajara como lugares que marcaron su vida, la muerte, la religión, homenajes a distintos personajes de la vida pública o poemas al Magisterio.
En definitiva, una figura merecedora de un homenaje que, según ha señalado la alcaldesa, se ha hecho posible “gracias a su nieta Belén, Belén Piñana, que aunque no quiere ser protagonista y sí honrar la memoria de su abuelo, es de justicia decir que a ella le debemos conocer la verdadera historia de Enrique Piñana Segado. Ella fue la que descubrió, vaciando un armario de su casa, 200 poemas inéditos de su abuelo, o el escrito de su defensa para salir de prisión. Ella ha estudiado su obra literaria, ha investigado la vida de Enrique, que no conocían ni en su propia familia”.