Sus recursos museográficos están destinados a presentar al visitante la riqueza, historia y significación del patrimonio industrial minero del municipio
Entre los elementos de su colección, procedente sobre todo de donaciones de particulares, destaca el Malacate, un singular mecanismo de extracción, subida y bajada a las minas
El consejero de Presidencia, Turismo, Cultura, Juventud, Deportes y Portavocía, Marcos Ortuño, el alcalde de La Unión, Pedro López Milán, y el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo, ante el edificio que alberga el museo.
El Museo Minero de La Unión, que ha abierto hoy sus puertas tras culminar las obras de reforma y ampliación, reúne para el visitante la riqueza, historia y significación del patrimonio industrial minero del municipio y su área de influencia desde hace más de 2.000 años.
La adecuación del espacio, que se ha conseguido tras integrar el edificio del antiguo Liceo Obrero, cuya construcción data de 1901, y una vivienda anexa, se ha llevado a cabo mediante una inversión del Ayuntamiento y de la Comunidad, cuya aportación ha ascendido a 2,1 millones de euros.
Las piezas de la colección estable del Museo Minero proceden fundamentalmente de donaciones de particulares, aunque también existen algunas adquisiciones. Todos los materiales están relacionados con la actividad minera, hasta el punto de que muchos de ellos fueron entregados por profesionales de las minas.
Los recursos museográficos están compuestos por más de 300 objetos vinculados a la actividad minero-metalúrgica en los siglos XIX y XX y 200 minerales, tanto de la Sierra Minera Cartagena-La Unión como de otros puntos de la península ibérica.
El museo ocupa 1.765 metros de superficie construida distribuidos en tres plantas y está integrado en el Sistema de Museos de la Región de Murcia. Exhibe las colecciones en la planta sótano, mientras que destina la baja a sala de exposiciones temporales, zona administrativa, didáctica, biblioteca, recepción y acceso al salón de actos/auditorio.
De esta forma, se recupera la luz natural y la apertura de las ventanas originales del edificio en planta baja, para los espacios administrativos; mientras que la exposición permanente de la colección de materiales mineralógicos y mineros se aloja en la planta sótano con el fin de facilitar, a través del control lumínico, una presentación más atractiva, además de hacer llegar al visitante, de forma conceptual, esa sensación de ‘bajar a la mina’ e introducirse en el terreno, que constituye la razón de ser del propio museo.
El recorrido museográfico se dispone fundamentalmente en la planta sótano, a través de un discurso que describe la riqueza geológica y mineralógica del municipio y el devenir de la actividad minera desde la antigüedad hasta nuestros días, hace hincapié en las características y técnicas de los procesos extractivos utilizados y refleja esa actividad en la sociedad de la época y en el propio paisaje. Todo ello mediante la utilización de una serie de recursos escenográficos y audiovisuales didácticos, que complementan la exposición de los materiales originales vinculados a la industria minera.
El consejero de Presidencia, Turismo, Cultura, Juventud, Deportes y Portavocía, Marcos Ortuño, que asistió a la inauguración junto con el alcalde de La Unión, Pedro López Milán, y el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo, resaltó “la importancia que tuvo la actividad minera para el municipio y, en consecuencia, para toda la Región de Murcia y, por tanto, la necesidad de conservar y proteger este patrimonio de la Sierra Minera de Cartagena y La Unión”.
El último malacate de la Sierra Minera
La planta baja, que se destina a sala de exposiciones temporales y dependencias administrativas, aparece dominada por la instalación, en el centro de la misma, del malacate minero, un singular mecanismo ideado para mejorar los procesos de extracción, subida y bajada a las minas, anterior al empleo de los tradicionales castilletes. Sus valores intrínsecos y patrimoniales y el que se trate del único ejemplar conservado en España motivaron, entre otros, su declaración en 2018 como Bien de Interés Cultural. Recientemente ha sido rehabilitado