• El Estrecho de la Arboleja puso fin a los conciertos nocturnos a cargo del Trío Aido, con un lleno absoluto que demostró la consolidación del Festival
• Liturina inició los conciertos del tercer fin de semana del ECOS en el entorno mágico de La Santa, con movimientos compuestos por Corelli, Bach y Handel
El Estrecho de la Arboleja es un patrimonio natural de los más destacados de la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña y de la Región de Murcia. Y cuando hasta él llega la música, se convierte en un escenario muy especial, donde la magia está asegurada entre tanta belleza, tanto visual como sonora. La conexión entre la cultura y el patrimonio mostró su máximo esplendor este sábado el doble pase nocturno que ofreció Trío Aido en Aledo, conciertos que marcaron el cierre de la sexta edición del ECOS Festival Internacional de Música Antigua de Sierra Espuña.
La soprano Kaho Inoue y los laudistas Simon Vander Plaetse y Talitha-Cumi Witmer conectaron este espacio con la música italiana e inglesa del Renacimiento y el Barroco a través de la interpretación históricamente informada, con instrumentos que imitan la expresión vocal del canto con sus notas, demostrando en este arte de expresión su modo de entender la música antigua. Su concierto se centró en la música de un estilo rompedor e innovador en su momento denominado ‘Seconda Pratica’, donde las canciones de amor, desde el mayor tormento a la calma, sonaron en su concierto, mostrando las posibilidades dinámicas de estos instrumentos en composiciones de Giovanni Girolamo Kapsperger,
Giulio Caccini, Jacopo Peri, Alessandro Piccinini, Francesco Corbetta, Nichola Matheis y Henry Lawes.
A sus pases nocturnos se sumó el concierto familiar en la mañana del domingo. “Creemos que la música antigua en general tiene la posibilidad de ser muy accesible y enriquecedora para el público más joven”, afirmaban los miembros del ensemble antes de su cita con el ECOS, mostrando su intención de que este público “se haga una idea, de forma temprana, de la música barroca de una manera apropiada a su edad”. Fue un viaje musical a través de la época en el que los más pequeños descubrieron nuevas melodías e instrumentos, conociendo además la conexión entre los instrumentos de cuerda y su “hermana menor”, la guitarra moderna.
Aledo cerraba así, un año más, su cita con el ECOS Festival de Sierra Espuña con aforo completo desde hace unas semanas. “Aunamos este entorno milenario con música centenaria del siglo XVI, y se produce una sinergia que es la magia que tiene este festival, lo que ha hecho que cada vez vayamos creciendo y vengan grupos internacionales de mayor calidad”, destacaba el alcalde del municipio, Javier Andreo. “Se está trabajando en una buena línea para que este festival siga creciendo y consolidándose”, añadió, animando a custodiar esa música antigua, “que es un tesoro”, en el territorio de Sierra Espuña.
Liturina iluminó La Santa
Fue el barroco inglés el que iluminó la noche del viernes en el inicio de la recta final de la sexta edición del ECOS Festival Internacional de Música Antigua de Sierra Espuña. La Santa, en Totana, fue el espacio al que llegó la música de Liturina, un grupo joven e inquieto de cámara que explora el potencial de los instrumentos de época en repertorios diversos y desafiantes: Iain Hall con su flauta de pico, Gabriella Jones con el violín barroco, Samuel Ng con el violonchelo barroco y la viola da gamba, y Dominika Maszczyńska con el clave.
Este ensemble destaca por la brillantez de sus componentes, que acumulan un gran conocimiento y experiencia en todos los aspectos del espectro musical, lo que ha permitido a Liturina crear una nueva y fresca perspectiva. De hecho, desde su nacimiento en 2018 en el Royal College of Music de Londres, que acumula diversos galardones (como el Premio Richard III en el Concurso de Interpretación Histórica del RCM en 2018 y 2019) y participaciones en formaciones de gran prestigio (como es el caso de Academy of Ancient Music).
Su actuación -que tuvo lugar tras una visita guiada al interior de La Santa con motivo de las experiencias turísticas asociadas al Festival-, comenzó con el viaje de Corelli al monte Parnaso, marcado por diferentes movimientos musicales que pasaron de ahí a la fusión del barroco francés e italiano en una segunda pieza que enmudecía a los asistentes a este mágico lugar. Después sonó Bach y una adaptación a sus instrumentos de una composición creada originalmente para órgano, para cerrar el espectáculo, público en pie y con un largo aplauso, con Handel.
Se trató de un concierto que trató de “evocarnos a las raíces de nuestro patrimonio arquitectónico”, tal y como señaló el alcalde de Totana Pedro José Sánchez, ya que la música que interpretó conecta con ese origen del Santuario de Santa Eulalia, “que se edificó en el siglo XVI con características barrocas”.