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En esta crisis por el coronavirus uno de los sectores que se ha visto más afectado es el de los profesores, el de la educación. Roberto García es profesor y director en el IES Valle de Leiva. Con él, hablamos sobre la situación de los docentes y los alumnos durante esta cuarentena, y sobre su futuro.

¿Cómo ha sido la adaptación a este nuevo sistema de enseñanza? ¿Dar clases a distancia ha sido un reto para usted y el resto de docentes?

Las primeras dos semanas fueron caóticas: a la impresión de estar viviendo un drama humano desconocido se unió la absoluta falta de experiencia para sustituir la atención presencial por la de a distancia. La plataforma educativa de la Consejería de Educación, que hasta entonces había funcionado muy bien para los pocos centros digitales que la usábamos, colapsó al intentar incluir a todos los centros de la Región; y tampoco sabíamos a qué nos debíamos atener legalmente. Acostumbrados a seguir protocolos y procedimientos, de un día para otro nos tuvimos que poner a INVENTAR. Fueron semanas de angustia pero es verdad que estábamos en el pico de la pandemia y nuestras preocupaciones no eran nada en comparación con lo que los telediarios nos contaban. Pasado ese primer momento, logramos establecer como Centro un criterio común para la atención a distancia y para la evaluación del alumnado y todo ha ido mucho más rodado. La mejor prueba de lo que digo es que en la primera junta de delegados celebrada tras el confinamiento había bastante desconcierto entre el alumnado; en la última, todos los delegados muestran su satisfacción con cómo se está desarrollando la atención a distancia.

¿Cree usted que han estado los docentes y los alumnos preparados tecnológicamente para adaptarse a esta nueva forma de enseñanza?

Me pongo yo mismo de ejemplo. Aquel 13 de marzo, último día de clases presenciales, me despedí de mis alumnos pensando que me limitaría a mandarles tarea; ese día mi Jefe de estudios me habló de la posibilidad de dar videoconferencias para las clases y me pareció casi de ciencia ficción. En la primera semana de confinamiento, ya estaba dando mi primera clase por videoconferencia. Es decir, no estábamos preparados pero la necesidad obliga. Todos hemos aprendido mucho porque no había otra opción. También es cierto que somos un centro digital avanzado, lo que supone no sólo que la mayoría del alumnado dispone de dispositivos para trabajar, sino que el profesorado estaba familiarizado con aplicaciones y plataformas que otros han visto ahora por primera vez.

En fechas próximas a los exámenes, ¿Cómo se va a evaluar a los estudiantes esta última evaluación que se ha trabajado telemáticamente? ¿O tal vez se van a regir por las dos primeras evaluaciones?

Nuestro acuerdo como Centro es que la calificación de las dos primeras evaluaciones podrá mejorar con el trabajo de repaso de contenidos ya impartidos y con el de nuevos contenidos. El hecho de que el criterio sea el mismo para todas las materias ha supuesto un punto de confianza y claridad en este terremoto. En otros centros me consta que han optado por que cada departamento adopte su criterio, con lo que eso conlleva de confusión para una situación de por sí confusa.

¿Ha sido posible impartir toda la materia que se tenía planteada? ¿Se recuperará el próximo curso el temario que no se ha podido dar?

Todavía es pronto para responder a la primera pregunta: las clases acaban el 22 de junio y habrá que ver después en los informes de cada departamento qué ha quedado sin dar. Pero aventuro, por lo que me ha ido llegando, que lo generalizado es haber impartido toda la materia prevista. Lo que no se haya impartido y se necesite habrá que darlo el próximo curso, naturalmente; pero ya digo que creo que va a ser excepcional.

¿Esta experiencia podría servir para asentar las bases de un sistema educativo diferente en un futuro, como es el caso de la FP a distancia?

No tengo la mínima duda. Nuestra Consejería de Educación no creía antes de marzo en la enseñanza digital: permitió que centros como el nuestro la implantáramos pero sin apoyo efectivo e incluso con trabas administrativas. Su discurso ha cambiado radicalmente. De ser los “raritos” hemos pasado a ser el ejemplo que hay que seguir. Y es verdad que nosotros no habíamos hecho más que empezar. No pretendo decir que las clases presenciales puedan ser sustituidas por la atención a distancia pero, a día de hoy, no acierto a ver todas las posibilidades que ahora se nos abren y que antes, por comodidad o cortedad de miras, nos parecían inviables.

Como director de un IES Valle de Leiva, ¿qué recomendaciones les daría a los alumnos para este verano?

Pensando como docente, las mismas que en cualquier curso: si has trabajado durante este curso, descansa y disfruta; si no lo has hecho, aprovecha la oportunidad de las pruebas extraordinarias o te verás repitiendo curso. Como ciudadano, lleva cuidado y haz caso de las instrucciones sanitarias para que no tengamos que volver a vivir la tragedia de estos meses.

Este artículo forma parte de la Revista  Conecta de junio que puedes descargar completa pinchando AQUÍ.

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