Hay ciertos momentos en que nos pasan cosas que deseábamos sin haberlas pedido en voz alta, otras veces que nos da la sensación que se ha alineado el universo para que suceda eso que nunca hubiéramos pensado, pero que es lo que necesitábamos, o por el contrario, algo que nos cambia radicalmente la vida, ya sea para bueno o para malo, ¿es posible entonces que todo nuestro destino esté ‘escrito’ y estemos predestinados a vivir lo que ya está preparado para nosotros? ¿O tal vez según las decisiones que vayamos tomando se va marcando nuestro destino?
A veces cuando echamos la vista atrás y reflexionamos sobre las cosas que nos han ido sucediendo a lo largo de la vida, podemos llegar a pensar que todo tiene un sentido, que aquello malo que nos pasó, fue para que aprendiéramos la lección, o tal vez, como no la aprendimos, nos volvió a suceder con la intención aparente de retarnos y de que la aprendamos de una vez. Y esos bonitos recuerdos, eso que añoramos, momentos o personas, tal vez pasaron por nuestra vida con un motivo, por alguna razón.
A menudo sentimos esa extraña sensación donde la casualidad, lo inesperado, va poniendo marcas en nuestro camino, obligándonos a conducir nuestra vida en una dirección u otra. Hay personas que creen que estas cosas pasan por causalidad, a veces suceden cosas que nos sorprenden en un lugar determinado y en curiosas circunstancias, esa suerte que un día aparece de modo inesperado, esa elección que tomamos sin saber muy bien por qué… ¿Es casualidad?
A pesar de que este tema es algo bastante espiritual y difícil de demostrar, hay científicos que afirman la existencia de un “destino casi obligado”, y es el relativo la genética que heredamos de nuestros progenitores, que en ocasiones nos determina en muchos aspectos, a veces en carácter y otras en rasgos físicos, en enfermedades…El contexto social y personal en el que somos educados también puede afectarnos al menos con una probabilidad de un 30 o un 40%. Aunque cierto es, que por muy racionales que seamos, siempre nos llama la atención esas cuestiones que nos resultan inexplicables.
¿Existe el destino? Es algo que escapa por completo a nuestra comprensión, creer en el destino es creer en un poder sobrenatural inevitable y necesario que nos guía la vida, sin que esté en nuestra mano tomar nuestras decisiones. Tener la libertad o libre albedrío de decidir hacer el mal o el bien, es nuestra decisión, pero ¿la teníamos ya preestablecida de alguna manera?, ¿el destino ya sabía cómo íbamos a actuar? Todo es una gran incógnita que depende de las creencias de cada persona y que a menudo, nos hacen reflexionar sobre por qué estamos en este mundo o a qué hemos venido. ¿Estamos entonces a la merced del destino, o somos por el contrario libres para elegir nuestro camino?