Este viernes, el teniente alcalde de Cultura y Patrimonio Histórico, Ginés Campillo, ha dado por iniciadas las obras de rehabilitación del Ateneo Cultural. Aunque para el edil “no ha sido fácil iniciar las obras por algunas piedras en el camino, hoy es un día de buenas noticias para los que aprecian la cultura y el patrimonio histórico”. En el acto también han estado presentes el arquitecto redactor del proyecto de restauración, Rafael Pardo; el gerente de la constructora Española de Obras y Servicios (EOS) —empresa adjudicataria de la ejecución de las obras—, Pedro Conesa; y el cronista oficial de la villa, Mariano Guillén.
Ginés Campillo apuesta por devolver al histórico edificio, popularmente denominado ‘Casino’, su identidad como centro de encuentro social y cultural en el municipio con la “creación de una Asociación de Amigos del Ateneo Cultural que siga el modelo de gestión de otras infraestructuras de este tipo ya existentes en nuestra Región, como es el caso de Águilas”.
Por su parte, el arquitecto Rafael Pardo, ha destacado que “primero se está haciendo la restauración para pasar, después, a las instalaciones y acabados”. Igualmente, Pardo ha señalado como prioritario solventar “la dificultad de tener como acceso solo una escalera de caracol de fundición atribuida a la Escuela de Eiffel” que será mantenida pero que se complementará con “una nueva escalera y un ascensor que garantice la accesibilidad pero manteniendo las esencias del edificio”.
Símbolo del poder social y cultural
“Hoy es un día importante, porque este inmueble entra en una nueva singladura; por fin vamos a tener un edificio que representa el poder de la Cultura” ha afirmado el cronista Mariano Guillén, quien ha contextualizado el edificio en la historia del municipio desde la perspectiva del poder que van a representar los diferentes edificios que surgen en torno a la Plaza Pública —hoy del Ayuntamiento— desde que se funda la población en el siglo XV hasta que se erige el Casino en el XIX.
Primero el Castillo de Los Vélez y la Iglesia de San Antonio. Ambos construidos por el marquesado, el primero es el exponente del poder absoluto de Los Vélez como propietarios de las minas y sus medios de producción; mientras que el templo representa el poder espiritual. Con la independencia de Mazarrón de Lorca en 1572, la nueva villa levanta la Casa de Concejos, centro del poder político local, en el lugar que en el siglo XIX ocuparán las Casas Consistoriales sumándose entonces el poder judicial con la instalación en ellas de los juzgados y la cárcel.
Casi contemporáneo al nuevo edificio consistorial, en el fulgor del esplendor minero, se construye el Casino y será el símbolo del poder económico, lugar de encuentro de las familias adineradas que disfrutaban como “socios privilegiados de bailes de máscaras, partidas de cartas, o despedidas de año” ha relatado Guillén.